La palabra poltergeist
es de origen alemán y significa algo así como “hacer ruido”. El término se puso
de moda en 1982 gracias a la ya mítica película Poltergeist. Tobe Hooper dirige y Steven Spielberg produce. El filme fue un
tremendo éxito en su día y, tras ella, vinieron dos secuelas y una serie de tragedias
que cayeron sobre los actores.
Poletergeist:
fenómenos extraños
Los Freeling son una típica
familia americana de clase media que se traslada a vivir a una casa de un tranquilo
barrio. Sin embargo en la casa pronto empiezan a suceder una serie de fenómenos
extraños que culminan con la desaparición de la hija pequeña, Carol Anne, a
causa de unos espíritus que aparecen a través de la televisión. En realidad, el
barrio está edificado sobre un antiguo cementerio.
La idea original es de
Steven Spielberg, que además produce y escribe el guión junto con Michael Grais
y Mark Victor. En un principio el mismo Spielberg iba a ser el director de la
cinta. Tras terminar en el año 1981 En
busca del arca perdida, el director de Ohio se encontraba desarrollando dos
proyectos de manera simultánea: Poltergeist
y E.T., el extraterrestre. Como
legalmente no podía dirigir dos proyectos a la vez, Spielberg dejó la dirección
de la película en manos de Tobe Hooper, responsable de La matanza de Texas. El resultado final es una muy buena película que
recoge los miedos y obsesiones infantiles de Spielberg, como los payados o las
ramas de los árboles que se ven desde la ventana. La película ha sabido resistir
el paso de los años y es que hoy día aún hay escenas que continúan provocando
terror, como los esqueletos de la piscina o la mítica frase de Carol Anne: “Ya
están aquí…”.
Las
secuelas: Poltergeist II y Poltergeist III
Ya sin Spielberg ni
Hooper, se rodaron dos entregas más. En 1986 se estrena Poltergeist II. El otro lado. La película se ambienta algún tiempo
después de los hechos narrados en el primer filme. La familia Freeling se ha
mudado e intenta recuperar su vida. Sin embargo, la pequeña Carol Anne aún tiene
poderes extrasensoriales. Es en ese momento cuando entra en escena el perverso
reverendo Kane. La tercera película, Poltergeist
III, se estrena en 1988 y sólo mantiene del reparto original a Heather
O´Rourke. Los padres de Carol Anne la
envían a Chicago para vivir con sus tíos y así alejarla del reverendo Kane. Sin
embargo el mal tomará el control del enorme edificio donde vive, y allí se
producirá una nueva oleada de fenómenos extraños. Ninguna de las dos
continuaciones se acerca en lo más mínimo a la original, siendo ambos filmes
lentos, aburridos y predecibles. Una verdadera lástima.
La
maldición de Poltergeist
Que al reparto de Poltegeist le hubiesen hechado una
maldición fue un rumor absurdo que circuló durante años. Lo que no quiere decir
que los actores no hayan sufrido una terrible mala suerte. Will Sampson y Julian Beck (que interpretaron
respectivamente al indio Taylor y al reverendo Henry Kane en Poltergeist II. El otro lado) murieron poco
después del rodaje de la película. Pero lo más sonado son las muertes de Dominique
Dunne y Heather O´Rourke.
Dominique Dunne dio vida
a Dana, la hija mayor de los Freeling. En 1982, poco después del rodaje de la
primera película de Poltergeist, Dunne
había conseguido el papel de Robin para la serie V. Una noche se encontraba en su casa preparando el papel junto a
su compañero de reparto David Packer. Fue entonces cuando apareció su ex novio, John
Thomas Sweeney, y la estranguló hasta asfixiarla. Estuvo en coma durante cinco
días hasta que finalmente la desconectaron de la máquina. Dominique Dunne tenía
22 años en el momento de su muerte. Tras un juicio de vergüenza el asesino
cumplió solo dos años y medio de prisión y cambió su nombre para que nadie
pudiese volver a localizarle. Sus escenas rodadas para V tuvieron que volver a grabarse, siendo sustituida por la actriz
Blair Tefkin.
Por otro lado Heather O´Rourke, la niña que interpretó a Carol
Anne en las tres entregas de la serie, murió de estenosis intestinal a los 12
años. Parte de la culpa recae en un gran número de negligencias médicas a la hora
de diagnosticar su enfermedad que, de haberse evitado, podrían haber salvado la
vida de la niña. Curiosamente las dos actrices reposan sus restos en el cementerio
Westwood de los Angeles.
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