Jason Reitman recoge el testigo de su padre en una película que homenajea la cinta original, el cine juvenil de los 80 y, sobre todo, al desaparecido Harold Ramis. Así que cargad vuestras mochilas de protones y preparaos para cruzar los rayos, porque han vuelto los cazafantasmas.
Un nuevo legado
Carrie y sus dos hijos, Trevor y Phoebe, se trasladan a una pequeña ciudad donde han heredado la casa del abuelo Spengler. Sin embargo, la presencia de fantasmas en el pueblo se deja notar poco a poco y los jóvenes descubren el legado como cazafantasmas que éste les ha dejado. Altas dosis de terror, comedia y nostalgia inundan la pantalla durante dos horas en las que el personaje de Mckenna Grace se come la pantalla y lidera esta nueva generación de cazafantasmas. Por cierto, hay dos escenas post créditos, así que vale la pena quedarse hasta el final puesto que nos muestra el camino a seguir en las posibles secuelas.
Después del éxito de Cazafantasmas (1984) y Cazafantasmas 2 (1989) se especuló durante años sobre una tercera entrega que no acababa de materializarse, entre otros motivos, por la negativa de Bill Murray a realizar secuelas y por no dar con una historia adecuada. La muerte de Harold Ramis en 2014 puso fin a esta idea. Ramis era una de las patas principales del proyecto, dando vida al personaje de Eagon Spengler y siendo coguionista de la saga junto a Dan Aykroyd. De este modo, en 2016 vio la luz un reboot femenino dirigido por Paul Feig que no acabó de contar con el respaldo del público. Sin embargo, la saga tuvo una nueva oportunidad gracias a Jason Reitman, hijo de Ivan Reitman, director de las dos cintas originales. Esta nueva propuesta continúa la historia más de 30 años después, donde la pequeña Phoebe sigue los pasos de su abuelo del mismo modo que Jason Reitman sigue los de su padre.
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