James Gunn, responsable de las dos entregas de Guardianes de la galaxia, se pasa a la competencia por un tiempo consiguiendo una de las propuestas más interesantes e innovadoras del cine de superhéroes de los últimos años. Secuela de la película de David Ayer, El escuadrón suicida de James Gunn forma un explosivo cóctel repleto de humor absurdo y violencia extrema.
De la anterior entrega solo regresan cuatro personajes: Harley Quinn (Margot Robbie), Rick Flag (Joel Kinnaman), el Capitán Boomerang (Jai Courtney) y Amanda Waller (Viola Davis). Entre las incorporaciones a este nuevo escuadrón destacan Bloodsport (Idris Elba), King Shark (a quien da voz Sylvester Stallone) y Peacemaker (John Cena) que tendrá su propia serie de televisión en HBO Max, también creada por James Gunn. Unos personajes llevados al extremo y una violencia que sobrepasa los límites del gore establecidos en el género, son manejados con habilidad por el director. Aunque en ocasiones (especialmente durante su primera mitad) no se sabe muy bien en qué dirección va la película, es una propuesta muy entretenida y mucho más arriesgada que cualquiera de las que ha presentado Marvel Studios desde Vengadores. Endgame.
Pese a estar recibiendo elogios por parte de la crítica y el fandom, parece que los ingresos en taquilla de El escuadrón suicida no están siendo tan satisfactorios como Warner esperaba. Si bien es cierto que en cuanto beneficios el universo cinematográfico de DC siempre ha estado a la sombra de su eterno rival Marvel, en este caso los problemas parecen derivados de la mala situación que sufren las salas de cine desde la aparición del Covid-19 y del estreno simultáneo del filme en cines y plataformas. Esto no afecta solo en Warner, puesto que Viuda Negra (con denuncia de Scarlett Johansson hacia Disney incluida) también ha sufrido las consecuencias. Este es el momento de preguntarse si nos encontramos ante el fin de esta época de superproducciones.
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