lunes, 13 de febrero de 2017

INDIANA JONES Y EL TEMPLO MALDITO


Gracias a esta película aprendí que una balsa puede servir de paracaídas (desde entonces no monto en un avión sin una). Bajo un título que me acojonaba cuando era pequeño, Steven Spielberg nos regala el segundo capítulo de la saga de Indiana Jones.

¿De qué va?

Indiana Jones, su pequeño compañero Tapón y la cantante Willie Scott llegan a la India tras una accidentada huida desde Shangai. Allí los habitantes de un pequeño pueblo les encargan traer de vuelta a los niños del lugar que desaparecieron junto a las piedras Sankara, unas reliquias que se encuentran en poder del sacerdote  Thuggee Mola Ram.

La película

El productor George Lucas quería que esta segunda entrega fuese más oscura que su predecesora, del mismo modo que El Imperio Contraataca había sido más oscura que La Guerra de las Galaxias. Steven Spielberg nunca estuvo demasiado convencido, pero se dejó guiar por el instinto de su amigo. Aunque al contrario que la saga de Star Wars, cuya trama se desarrolla a lo largo de las tres películas, las entregas de Indiana Jones son historias autoconclusivas. Es decir, cada película desarrolla una historia y unos personajes diferentes dando así su propia identidad a cada capítulo de la saga.

Indiana Jones y el Templo Maldito es una precuela que se ambienta en 1935, un año antes de los sucesos narrados en En Busca del Arca Perdida. Se hizo así porque no se quería explicar la ausencia de Marion Ravenwood, el personaje interpretado por Karen Allen. George Lucas había concebido a Indiana Jones como un mujeriego a lo James Bond, así que se optó por tener una protagonista femenina diferente en cada película, muy a pesar de Spielberg que siempre quiso recuperar a Karen Allen y su personaje. De este modo nace Willie Scott, una gritona cantante que se ve envuelta de manera accidental en la peligrosa aventura de Jones. La encargada de darle vida es Kate Capshaw, que años más tarde se casó con Steven Spielberg. El director bromea diciendo que aunque sea Indy quien besa a la chica en la pantalla, él fue quien lo hizo en la vida real. El otro acompañante del héroe es Jonathan Ke Quan (Ke Huy Quan por aquel entonces) que da vida al pequeño Tapón. El actor siempre será recordado por ser uno de los niños de Los Goonies. Por supuesto Harrison Ford desempolva su sombrero y su látigo para volver a encarnar al mítico Indiana Jones.

El retorno de Indy

Esta vez Harrison Ford no debió pasarlo tan bien retomando a su intrépido personaje. El actor sufrió una hernia durante el rodaje y tuvo que ser operado. Ford estuvo de baja durante tres semanas y fue sustituido por un doble, Vic Armstrong, para realizar buena parte de las escenas de acción que suceden en la mina. Y ya que hablamos de acción, hay que destacar que para este capítulo Spielberg decidió recuperar algunas secuencias que fueron descartadas de En Busca del Arca Perdida. La ya mítica secuencia de las vagonetas o la escena inicial donde los protagonistas usan una balsa como paracaídas figuraban originalmente en la primera película.

Indiana Jones y el Templo Maldito hizo una taquilla tan buena como la de su predecesora, pero las críticas no fueron tan favorables. El hecho de que Spielberg hubiese rodado una peli tan oscura no fue bien comprendido por los sabiondos. Seguramente fueron los mismos que constantemente acusaban al director de hacer un cine demasiado infantil. Pero como a mí me gusta decir… Críticos, ¿qué sabrán ellos?

Ficha técnica y artística

Indiana Jones and the Temple of Doom

Director: Steven Spielberg
Guión: Gloria Katz, William Huyck
Fotografía: Douglas Slocombe
Música: John Williams
Reparto: Harrison Ford, Kate Capshaw, Jonathan Ke Quan, Amrish Puri, Roshan Seth, Philip Stone, Raj Singh, Dan Aykroyd.
Productora: Paramount Pictures
Año: 1984
Duración: 118 minutos


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