Sin duda nos
encontramos ante la mejor entrega de la trilogía inspirada en el manga de
Nobuhiro Watsuki. Kenshin Himura regresa para enfrentarse a su mayor rival,
Shishio, y para dejarnos a todos con la boca abierta ante la saga más popular de
Rurouni Kenshin.
¿De
qué va?
Tras la batalla contra Jine Udo, Kenshin vive feliz en
el dojo Kamiya junto a Kaoru, Sanosuke, Yahiko y Megumi. Sin embargo el primer
ministro de Japón, Toshimichi Okubo, va a buscar a Kenshin para pedirle que afronte una amenaza que se cierne sobre el país. Shishio Makoto, el asesino que
sustituyó a Kenshin cuando éste abandonó su puesto, ha regresado para hacerse
con el control de Japón y vengarse de aquellos que le traicionaron.
La
saga de Kioto
Desde que se gestó la
primera película se barajó contar con Shishio como enemigo. Sin embargo la saga
de Kioto era una historia demasiado extensa, y más teniendo que había que presentar a todos los personajes y el marco de la historia. De este modo se pensó que sería mejor hacer una
primera entrega que adaptase el arco de Tokio, la primera etapa del manga, y si
la película funcionaba en taquilla rodar la continuación teniendo ya a Shishio
como antagonista. El éxito de la primera película hizo que el productor Hiroyoshi
Koiwai decidiese dividir la secuela en dos películas: Kenshin, El Guerrero Samurái 2. Infierno en
Kioto y Kenshin, El Guerrero Samurái 3. El Final de la
Leyenda. Se inicia así una producción de 20 meses de los cuales seis de ellos se dedicaron exclusivamente al rodaje.
Ningún fan de Rurouni Kenshin podrá quejarse de esta
segunda entrega: es tan fiel al manga que asusta. Y es que viene todo, desde la
lucha en la aldea Shingetsu hasta la alianza entre Kenshin y los Oniwabanshu.
Cierto es que se dejan algunas cosas en el tintero y como siempre el más perjudicado es
Sanosuke, que sólo aparece a la hora de soltar mamporros y se pierde todo el
trasfondo del personaje.
Shishio
y Aoshi: los nuevos rivales de Kenshin
Repite prácticamente el mismo reparto de la primera entrega salvo Taketo Tanaka como Yahiko,
que es sustituido por Kaito Ohyagi, y por supuesto los nuevos personajes. Para interpretar
al malo malísimo Shishio Makoto el escogido fue Tatsuya Fujiwara. El actor es
popular en occidente por haber dado vida a Shuya Nanahara en las dos entregas
de Battle Royale y a Light Yagami en
las películas de Death Note. Shishio es
una especie de fantasma creado por Kenshin. Cuando éste deja de ser un asesino,
es Shishio quien ocupa su lugar. Sin embargo su ambición hace que el gobierno
tema que les chantajee con el objetivo de escalar posiciones en el poder, así
que deciden quemarlo vivo. Sin embargo Shishio sobrevive a sus heridas y
desarrolla una filosofía: los fuertes sobreviven y los débiles mueren
(darwinismo social llevado al extremo, vaya). El otrora samurái conforma una
organización, el Juppon-Gatana (Diez Espadas), con los que pretende
someter al joven y débil gobierno de Japón a sus intereses.
Otro personaje de vital
importancia de Rurouni Kenshin que se incorpora
a la película es Aoshi Shinomori. En la historia original Aoshi forma parte de
la banda de Kanryu Takeda y culpa a Kenshin de las muertes de sus compañeros
del Oniwabanshu. Extrañamente esta parte se omitió de la primera película (seguramente
por el exceso de personajes en la trama que hubiese supuesto), así que ese
punto de la relación entre ambos desaparece, pero no esa obsesión de Aoshi por
derrotar a Kenshin y convertirse en el guerrero más poderoso. El actor que da
vida a este personaje es Yusuke Iseya, que también ha realizado varios filmes como
director.
Ficha técnica y artística
Rurouni Kenshin: Kyoto Taika-hen
Director: Keishi Ohtomo
Guión: Keishi Ohtomo y Kiyomi Fujii basado en el manga
de Nobuhiro Watsuki
Música: Naoki Sato
Fotografía: Takuro Ishizaka
Reparto: Takeru Satoh, Tatsuya Fujiwara, Emi Takei,
Munetaka Aoki, Yu Aoi, Yosuke Eguchi, Yusuke Iseya, Ryunosuke Kamiki, Tao
Tsuchiya, Min Tanaka, Kaito
Ohyagi, Kazufumi
Miyazawa y Masaharu Fukuyama
Productora: Warner Bros. Pictures Japan
Nacionalidad: Japón
Año: 2014
Duración: 139 minutos
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