Spartacus
es una serie de televisión de la cadena Starz que consta un total de 39
episodios divididos en cuatro temporadas (o tres temporadas y una precuela, según
gustos). Los productores Joshua Donnen, Sam Raimi y Rob Tapert junto al
guionista Steven DeKnight reinventan el mito de Espartaco desde una nueva
óptica: bajo el aspecto de una novela gráfica con mucha sangre, acción y sexo. Aunque
por encima de todo lo fundamental son las pasiones y obstáculos que tienen que afrontar
los protagonistas. Y lo que más mola… todo ello es obra de los creadores de Hércules. Sus viajes legendarios y Xena. La princesa guerrera. Así que como
diría Batiato, “¡Por la poya de Júpiter! ¡Siéntate y lee!”
Spartacus.
Sangre y arena
La historia comienza
cuando el guerrero tracio Espartaco se une a las legiones romanas comandadas
por Claudio Clabro dejando atrás a su amada esposa Sura. Sin embargo, las
tropas romanas faltan a su palabra y Espartaco decide desertar y regresar con
su mujer. Clabro apresa a ambos y manda a Espartaco a una muerte segura en el
coliseo. Contra todo pronóstico Espartaco sobrevive y se gana el favor del
público, así que el lanista Batiato decide comprarlo y entrenarlo como
gladiador. Victoria tras victoria Espartaco se convierte en el nuevo campeón de
la ciudad de Capua. Sin embargo, el deseo de libertad y las ansias de vengar el
asesinato de su esposa hacen que Espartaco lidere una revuelta de esclavos junto
a Crixo, su mayor rival en la arena.
No es que haya
demasiado rigor histórico en la serie (cosa que ni le importa a los creadores
ni nos importa a nosotros), sino que más bien se trata de un relato épico sobre
el honor, la sangre y la libertad. Quizás el mayor acierto se centra en la
elección de sus actores principales. Por un lado Andy Whitfield encarna con fuerza
y humanidad a Espartaco, mientras que un sobervio John Hannah interpreta al
complejo Batiato, personaje al que odias y admiras en la misma medida. El resto
del reparto se completa con Manu Bennet (Crixo), Peter Mensah (Enomao),
Leslie-Ann Brandt (Naevia), Erin Cummings (Sura), Jai Courtney (Varro), Craig
Parker (Clabro), Viva Bianca (Ilitia), Nick Tarabay (Ashur), Daniel Feuerregel
(Agrón), Katrina Law (Mira) y Lucy Lawless en el papel de Xena Lucrecia,
la no menos vil esposa de Batiato. A modo de curiosidad, Lucy Lawless no es la
única actriz que había trabajado anteriormente con los creadores de Spartacus. Michael Hurst (Iolaus en Hércules. Sus viajes legendarios) es
aquí uno de los directores y productores de la serie.
Spartacus.
Dioses de la arena
En su último aliento de
vida, justo antes de que ésta le sea arrebatada por el acero de Espartaco,
Batiato recuerda cómo llegó a su posición actual. La historia se ambienta
algunos años antes de la llegada de Espartaco al ludus y narra el ascenso de la
Casa de Batiato y de su campeón Gannicus.
La segunda temporada
vino en forma de precuela. La razón de esto fue que tras el rodaje de la
primera temporada a Andy Whitfield le diagnosticaron un cáncer, así que
decidieron parar la serie para darle a su protagonista el tiempo necesario para
su recuperación.
Hacer una precuela no
es nada fácil (y si no que se lo digan a George Lucas). Además de tener una
historia interesante, necesitas que todo concuerde con la historia original. Y
aquí desde luego lo hicieron de maravilla, ya que Spartacus. Dioses de la arena es tan buena (o incluso mejor) que su
predecesora. Y aquí hay que quitarse el sombrero ante el personaje de Gannicus (interpretado
por Dustin Clare) un arrogante, alcohólico, mujeriego y carismático gladiador
que consigue que la ausencia de Espartaco pase desapercibida. Por supuesto
tampoco hay que dejarse atrás al gran John Hannah y su Batiato, con sus
mezquinos y habituales planes para escalar en la sociedad romana.
Spartacus.
Venganza
En esta tercera
temporada, la revuelta de esclavos encabezada por Espartaco comienza a
organizarse como ejército mientras buscan Naevia, el desaparecido amor de
Crixo. Por otro lado, Roma envía a Clabro para detener la rebelión. Espartaco
se debate entre vengarse de aquel que acabó con la vida de su esposa o liderar
a los suyos hacia una causa mayor.
Con un Andy Whitfield
recuperado, la nueva temporada estaba lista para empezar. Sin embargo poco
antes de comenzar el rodaje, Whitfield descubrió que su cáncer había vuelto con
más fuerza. Así que decidió dejar la serie para dedicarse por completo a su tratamiento.
Tristemente el actor murió el 11 de septiembre de 2011. El primer capítulo de
la temporada se dedicó a su memoria, bajo el rótulo “Un campeón en las
pantallas, una leyenda en nuestros corazones”.
Para reemplazar al
héroe el actor elegido fue Liam McIntyre, aunque esta no fue la única baja de
la temporada. La actriz que interpretaba a Naevia, Leslie-Ann Brandt, abandonó
la serie y fue sustituida por Cynthia Addai-Robinson. Lo cierto es que cuesta
un poco acostumbrarse al cambio de los actores, pero poco a poco McIntyre
parece sentirse más cómodo en su papel demostrando estar a la altura de su
predecesor (que había dejado el listón bastante alto). En cuanto a
Addai-Robinson… aún sigo sin acostumbrarme al cambio.
Lo peor: el malo.
Clabro no deja de ser un quiero y no puedo bastante insufrible que no está a la
altura del Batiato de John Hannah. Sin duda, la temporada más floja de la
serie.
Spartacus.
La guerra de los condenados
En un principio la
serie iba a constar de unas cinco temporadas, pero tras la muerte de Andy
Whitfield los responsables del show decidieron que había que darlo todo y
acabar en lo más alto, con lo que nos brindaron una última y épica temporada.
Tras la batalla del
Vesubio las fuerzas de Espartaco han aumentado su número considerablemente.
Roma ya no sabe cómo frenarlo así que deciden encargarle la empresa al
ambicioso Marco Craso, un romano que posee una gran fortuna pero que carece de un
apellido importante. Junto a él están su arrogante hijo Tiberio y Julio César,
un joven que posee un apellido importante pero pocas monedas en sus bolsas. Con
una inteligencia y una habilidad con la espada comparables a la del propio
Esparto, Craso comienza una guerra de estrategias contra el tracio en la que
ambos intentan anticiparse al otro. Sin embargo, Craso no será el único
obstáculo con el que tendrá que combatir Espartaco; los constantes conflictos
en el mando con Crixo, la negativa de Gannicus a aceptar un cargo importante y
tratar que sus seguidores no se mueran de hambre ni de frío son algunos de los
retos que tendrá que afrontar nuestro héroe.
Podemos afirmar sin
duda que ésta es la mejor temporada de la serie, con un ritmo frenético y unos
nuevos antagonistas muy acertados. Por un lado Marco Craso, interpretado por
Simon Merrells, el único capaz de rivalizar con Espartaco en fuerza e inteligencia.
Un rival a la altura del héroe. Por otro lado está Julio César (Todd Lasance), la
mano derecha de Craso. Otro de esos cabroncetes que cae bien. Eso sí, Tiberio
(Christian Antidormi), resulta ser un niñato insoportable al que deseas
capítulo tras capítulo que le revienten la sesera.
Y por supuesto hay que
destacar el final, una última batalla entre las legiones romanas y el ejército
rebelde que culmina en la lucha individual entre Craso y Espartaco. Además están
esos créditos finales donde aparecen todos los personajes de la serie, teniendo
como última imagen a un Andy Whitfield gritando “¡Yo soy… Espartaco!”. Querían
acabar en lo más alto… y lo consiguieron.
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