martes, 23 de septiembre de 2014

LUPIN III (PRIMERA SERIE)


“Un ladrón de guante blanco que se burla de la ley, nadie tiene tanta clase como él”. Con estas palabras comenzaba la sintonía de apertura en español de Lupin III. Aunque Telecinco emitía la serie en el orden en que le daba la gana, destacaban sobre todo los primeros episodios o lo que intuíamos que eran los primeros episodios (por su estilo de animación más antiguo y por cómo los personajes se iban conociendo). El anime de Lupin III consta de tres series; la primera de 23 episodios emitida en Japón entre 1971 y 1972, una segunda de 155 episodios entre 1977 y 1980, y una tercera temporada de 50 capítulos entre los años 1984 y 1985. Hoy hacemos un pequeño repaso a esta primera serie de Lupin, que sin duda es la mejor de todas.

Historia y personajes

La serie narra las estrafalarias aventuras de Lupin III, un elegante e inteligente ladrón, y su pintoresca banda. Sus compañeros habituales son Daisuke Jigen, un experto tirador; Goemon Ishikawa, un samurái con un prodigioso manejo de la katana; y Fujiko Mine, una atractiva mujer que a menudo manipula a Lupin para sacar provecho. Tras su pista va siempre el inspector Zenigata, cuya única razón de ser es detener a Lupin.

Lupin III

Lupin III es el nieto del mítico Arsène Lupin, personaje literario creado por el escritor francés Maurice Leblanc. Bajo su aspecto alocado y patoso, Lupin oculta una mente brillante y fría con la que ingenia singulares planes para robar de la forma más elegante posible. Además de ello, es una persona leal y con un alto sentido del honor. Lupin tiene sólo un punto débil: las mujeres. Y es que pierde con facilidad la cabeza delante de unas faldas, cosa que Fujiko suele aprovechar con frecuencia.

Daisuke Jigen

Es la mano derecha de Lupin. Un experto con las armas algo cínico, que tiene un irónico sentido del humor. Fuma como un carretero y pasa su tiempo libre practicando el tiro al blanco. Le irrita bastante que Lupin incluya a Fujiko en sus planes, ya que sabe que ésta les traicionará a la primera de cambio. Su amistad con Lupin va más allá de lo profesional, siendo su mejor amigo y en ocasiones, la voz de la razón que pone los pies en la tierra al impulsivo Lupin.


Fujiko Mine

Fujiko es la femme fatale de la serie. Obsesionada por las joyas participa a menudo en los planes de Lupin mientras que otras veces es su competidora más directa. Su principal táctica consiste en engatusar a Lupin y acompañarle en sus robos para luego arrebatarle el botín en el último momento. Aunque lo cierto es que tanto ella como Lupin disfrutan de esa tortuosa relación. Fujiko se niega a admitir sus verdaderos sentimientos pero en el fondo está enamorada de Lupin.


Goemon Ishikagua

Goemon es un maestro de la espada que pertenece a la décimo tercera generación de la familia Ishikawa. En un principio Lupin y él eran enemigos pero tras limar sus diferencias a base de duelos Goemon se une a la banda. Este personaje es con diferencia el más callado y tranquilo del grupo, aunque eso sí, tiene tendencia a sacar su espada y cortar todo lo que se le ponga por delante. Para su creación Monkey Punch se inspiró en Kyuzo, el personaje de Seiji Miyaguchi en Los siete samuráis.

Zenigata Heiji

Al igual que Lupin III, se basa en otro personaje literario. Zenigata Heiji es un policía del período Edo creado por el novelista Kodo Nomura en 1937, protagonista de muchas películas, series y novelas japonesas. El de esta serie es una especie de parodia del mítico héroe. El inspector Zenigata, descendiente de Zenigata Heiji, tiene como único fin atrapar a Lupin. Tanto es así que cada vez que logra atraparle desea que escape  de nuevo para poder darle así un sentido a su vida.


Del manga al anime

Lupin III es originalmente un manga de Monkey Punch publicado entre los años 1967 y 1969. En un principio se trató de hacer un piloto para una película. El animador Yasuo Otsuka y su equipo estudiaron con profundidad el trabajo de Monkey Punch (que además colaboró con ellos inicialmente). Sin embargo, en algún momento decidieron reformar el concepto y adaptarlo a una serie de televisión.

La serie estaba enfocada a un público adulto, haciendo especial énfasis en las tramas y en la psicología de los personajes. El encargado de dirigir la serie fue Masaaki Osumi, que realizó un trabajo excepcional durante los primeros episodios. Sin embargo, los productores del anime le pidieron a Osumi que rebajase el contenido violento y sexual de la serie. Ante su negativa fue sustituido por Hayao Miyazaki e Isao Takahata (que más tarde se harían mundialmente famosos por ser los creadores del estudio Ghibli). Así que de los 23 episodios de la serie Osumi dirigió 8 (del 1 al 6, el 9 y el 12) y Miyazaki y Takahata los 15 restantes (7,8,10,11, y del 13 al 23). Aunque la animación es soberbia en ambos equipos, hay que señalar que el tono de Miyazaki y Takahata es bastante más suave y desenfadado que el de Osumi. Aparte de la calidad de su animación hay que destacar la excelente banda sonora de Takeo Yamashita, que envuelve en un halo de nostalgia las aventuras de esta singular banda de criminales.

Doblaje

Me paro en este punto para destacar el genial trabajo que hizo Txema Moscoso, director del doblaje y voz de Lupin en la versión en castellano. Para doblar a este mítico personaje se necesitaba a un actor no menos carismático, y Moscoso supo captar su esencia a la perfección. Por poner una pega, lo único que suena raro es esa costumbre de españolizar los nombres en el anime que había por aquella época. Así, Jigen es Óscar, Goemon es Francis, Fujiko es Patricia y Zenigata es Basilio. ¡Pero qué narices! Te partías de risa con estas voces. Más tarde hubo un redoblaje libre de toda censura y que sí respetaba los nombres originales, pero con unos actores mucho más flojos con lo que el humor de la serie caía bastante.



martes, 9 de septiembre de 2014

SPARTACUS


Spartacus es una serie de televisión de la cadena Starz que consta un total de 39 episodios divididos en cuatro temporadas (o tres temporadas y una precuela, según gustos). Los productores Joshua Donnen, Sam Raimi y Rob Tapert junto al guionista Steven DeKnight reinventan el mito de Espartaco desde una nueva óptica: bajo el aspecto de una novela gráfica con mucha sangre, acción y sexo. Aunque por encima de todo lo fundamental son las pasiones y obstáculos que tienen que afrontar los protagonistas. Y lo que más mola… todo ello es obra de los creadores de Hércules. Sus viajes legendarios y Xena. La princesa guerrera. Así que como diría Batiato, “¡Por la poya de Júpiter! ¡Siéntate y lee!”

Spartacus. Sangre y arena

La historia comienza cuando el guerrero tracio Espartaco se une a las legiones romanas comandadas por Claudio Clabro dejando atrás a su amada esposa Sura. Sin embargo, las tropas romanas faltan a su palabra y Espartaco decide desertar y regresar con su mujer. Clabro apresa a ambos y manda a Espartaco a una muerte segura en el coliseo. Contra todo pronóstico Espartaco sobrevive y se gana el favor del público, así que el lanista Batiato decide comprarlo y entrenarlo como gladiador. Victoria tras victoria Espartaco se convierte en el nuevo campeón de la ciudad de Capua. Sin embargo, el deseo de libertad y las ansias de vengar el asesinato de su esposa hacen que Espartaco lidere una revuelta de esclavos junto a Crixo, su mayor rival en la arena.

No es que haya demasiado rigor histórico en la serie (cosa que ni le importa a los creadores ni nos importa a nosotros), sino que más bien se trata de un relato épico sobre el honor, la sangre y la libertad. Quizás el mayor acierto se centra en la elección de sus actores principales. Por un lado Andy Whitfield encarna con fuerza y humanidad a Espartaco, mientras que un sobervio John Hannah interpreta al complejo Batiato, personaje al que odias y admiras en la misma medida. El resto del reparto se completa con Manu Bennet (Crixo), Peter Mensah (Enomao), Leslie-Ann Brandt (Naevia), Erin Cummings (Sura), Jai Courtney (Varro), Craig Parker (Clabro), Viva Bianca (Ilitia), Nick Tarabay (Ashur), Daniel Feuerregel (Agrón), Katrina Law (Mira) y Lucy Lawless en el papel de Xena Lucrecia, la no menos vil esposa de Batiato. A modo de curiosidad, Lucy Lawless no es la única actriz que había trabajado anteriormente con los creadores de Spartacus. Michael Hurst (Iolaus en Hércules. Sus viajes legendarios) es aquí uno de los directores y productores de la serie.

Spartacus. Dioses de la arena

En su último aliento de vida, justo antes de que ésta le sea arrebatada por el acero de Espartaco, Batiato recuerda cómo llegó a su posición actual. La historia se ambienta algunos años antes de la llegada de Espartaco al ludus y narra el ascenso de la Casa de Batiato y de su campeón Gannicus.

La segunda temporada vino en forma de precuela. La razón de esto fue que tras el rodaje de la primera temporada a Andy Whitfield le diagnosticaron un cáncer, así que decidieron parar la serie para darle a su protagonista el tiempo necesario para su recuperación.

Hacer una precuela no es nada fácil (y si no que se lo digan a George Lucas). Además de tener una historia interesante, necesitas que todo concuerde con la historia original. Y aquí desde luego lo hicieron de maravilla, ya que Spartacus. Dioses de la arena es tan buena (o incluso mejor) que su predecesora. Y aquí hay que quitarse el sombrero ante el personaje de Gannicus (interpretado por Dustin Clare) un arrogante, alcohólico, mujeriego y carismático gladiador que consigue que la ausencia de Espartaco pase desapercibida. Por supuesto tampoco hay que dejarse atrás al gran John Hannah y su Batiato, con sus mezquinos y habituales planes para escalar en la sociedad romana.

Spartacus. Venganza

En esta tercera temporada, la revuelta de esclavos encabezada por Espartaco comienza a organizarse como ejército mientras buscan Naevia, el desaparecido amor de Crixo. Por otro lado, Roma envía a Clabro para detener la rebelión. Espartaco se debate entre vengarse de aquel que acabó con la vida de su esposa o liderar a los suyos hacia una causa mayor.

Con un Andy Whitfield recuperado, la nueva temporada estaba lista para empezar. Sin embargo poco antes de comenzar el rodaje, Whitfield descubrió que su cáncer había vuelto con más fuerza. Así que decidió dejar la serie para dedicarse por completo a su tratamiento. Tristemente el actor murió el 11 de septiembre de 2011. El primer capítulo de la temporada se dedicó a su memoria, bajo el rótulo “Un campeón en las pantallas, una leyenda en nuestros corazones”.

Para reemplazar al héroe el actor elegido fue Liam McIntyre, aunque esta no fue la única baja de la temporada. La actriz que interpretaba a Naevia, Leslie-Ann Brandt, abandonó la serie y fue sustituida por Cynthia Addai-Robinson. Lo cierto es que cuesta un poco acostumbrarse al cambio de los actores, pero poco a poco McIntyre parece sentirse más cómodo en su papel demostrando estar a la altura de su predecesor (que había dejado el listón bastante alto). En cuanto a Addai-Robinson… aún sigo sin acostumbrarme al cambio.

Lo peor: el malo. Clabro no deja de ser un quiero y no puedo bastante insufrible que no está a la altura del Batiato de John Hannah. Sin duda, la temporada más floja de la serie.

Spartacus. La guerra de los condenados

En un principio la serie iba a constar de unas cinco temporadas, pero tras la muerte de Andy Whitfield los responsables del show decidieron que había que darlo todo y acabar en lo más alto, con lo que nos brindaron una última y épica temporada.

Tras la batalla del Vesubio las fuerzas de Espartaco han aumentado su número considerablemente. Roma ya no sabe cómo frenarlo así que deciden encargarle la empresa al ambicioso Marco Craso, un romano que posee una gran fortuna pero que carece de un apellido importante. Junto a él están su arrogante hijo Tiberio y Julio César, un joven que posee un apellido importante pero pocas monedas en sus bolsas. Con una inteligencia y una habilidad con la espada comparables a la del propio Esparto, Craso comienza una guerra de estrategias contra el tracio en la que ambos intentan anticiparse al otro. Sin embargo, Craso no será el único obstáculo con el que tendrá que combatir Espartaco; los constantes conflictos en el mando con Crixo, la negativa de Gannicus a aceptar un cargo importante y tratar que sus seguidores no se mueran de hambre ni de frío son algunos de los retos que tendrá que afrontar nuestro héroe.

Podemos afirmar sin duda que ésta es la mejor temporada de la serie, con un ritmo frenético y unos nuevos antagonistas muy acertados. Por un lado Marco Craso, interpretado por Simon Merrells, el único capaz de rivalizar con Espartaco en fuerza e inteligencia. Un rival a la altura del héroe. Por otro lado está Julio César (Todd Lasance), la mano derecha de Craso. Otro de esos cabroncetes que cae bien. Eso sí, Tiberio (Christian Antidormi), resulta ser un niñato insoportable al que deseas capítulo tras capítulo que le revienten la sesera.

Y por supuesto hay que destacar el final, una última batalla entre las legiones romanas y el ejército rebelde que culmina en la lucha individual entre Craso y Espartaco. Además están esos créditos finales donde aparecen todos los personajes de la serie, teniendo como última imagen a un Andy Whitfield gritando “¡Yo soy… Espartaco!”. Querían acabar en lo más alto… y lo consiguieron.