sábado, 24 de julio de 2021

SPACE JAM: NUEVAS LEYENDAS

 



La nostalgia es un elemento que vende muy bien, y eso es algo que el cine de Hollywood ha sabido comprender. Veinticinco años después de la primera entrega, aquellos niños que fuimos al cine a ver Space Jam, volvemos a hacerlo ahora con su secuela.

La trama es sencilla. La estrella de la NBA LeBron James presiona a su hijo para que siga sus pasos en el mundo del baloncesto, aunque éste disfruta mucho más diseñando videojuegos. El malvado Al G. Rhythm, que controla el “Serviverso” de Warner Bros, secuestra al pequeño y obliga a LeBron James a jugar un partido de baloncesto contra él. Es aquí cuando aparecen Bugs Bunny y el resto de Looney Tunes para volver con el mítico equipo Tune Squad. El filme, que repite el esquema y la estructura de su predecesora, está repleto de guiños a películas y series de Warner Bros que van desde Harry Potter y Juego de Tronos hasta la mítica Casablanca. Aunque quizá, el mayor referente se encuentra fuera, en la película de Spielberg Hook. El Capitán Garfio. El triángulo que forman el personaje de LeBron James, su hijo y el villano interpretado por Don Cheadle, recuerda mucho al que formaban el Peter Pan de Robin Williams, su hijo y el malvado Capitán Garfio de Dustin Hoffman.

La película, que parece no haber seducido ni a la crítica ni al director de la primera entrega, es un producto bastante entretenido que da justo lo que promete. Con cierto aire retro que recuerda a las producciones de los años noventa, Space Jam: Nuevas Leyendas ha sabido adaptarse a los tiempos de hoy día: los videojuegos, los avances tecnológicos e incluso los universos cinematográficos. La animación, por su parte, coquetea tanto con el 2D como con el 3D. Y es que ha llovido mucho desde aquella animación que combinaba la acción real con los dibujos animados popularizados por Robert Zemeckis y su ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. Tampoco ha estado exento de polémica el personaje de Lola Bunny y su doblaje al castellano. No cabe duda que Lola Índigo hace lo que puede, pero no es suficiente para estar a la altura del resto de actores de doblaje del elenco. Esto debería hacer reflexionar a las grandes productores si lo que prima en su producto es la calidad o la publicidad que te puede proporcionar un star talent. Aunque en este caso, parece que la jugada no les ha salido nada bien.

En definitiva, se puede decir que ni la figura de LeBron James representa para el baloncesto lo que en su día significó Michael Jordan (y seguramente nadie pueda hacerlo jamás), ni esta película cosechará el éxito de su predecesora. Sin embargo, encantará a los más pequeños y que hará pasar un buen rato a aquellos que guardamos como un tesoro el recuerdo de la primera.